MINDFULNESS PARA LA EDUCACIÓN


Fomentando la paz interior en el aula y en tu vida:

Mindfulness educativo para cultivar mentes tranquilas y corazones resilientes.

Aumenta tus posibilidades

COMO PROFESOR

¿Tu mente está llena de pensamientos que hacen que te  agotes  al finalizar tu día?

¿Te cuesta gestionar y relacionarte adecuadamente con tu estrés? ¿Te gustaría reducirlo?

¿Sueles pedir a tus alumnos que “presten atención”  pero no logras que lo hagan?

¿Te gustaría estar más conectado con tus alumnos y ser más sensible a sus necesidades?

MEJORA tu rendimiento

COMO ESTUDIANTE

¿Te cuesta concentrarte cuando estás estudiando?

¿Eres de los que les es  complicado establecer prioridades y gestionar el tiempo para hacer todas las tareas?

¿Te es difícil controlar tus impulsos y responder adecuadamente  ante conflictos?

¿Te gustaría ser más empático  y establecer relaciones sanas con tus compañeros?

¿Te gustaría sentirte más seguro en tus decisiones y poder llevarlas a cabo sin la necesidad de tener la aprobación de otros?

Después de haber finalizado mi formación, puedo afirmar con total convencimiento que es muy necesario aplicar el mindfulness en los centros educativos.

En la actualidad, disponemos de numerosas investigaciones que avalan los beneficios de la práctica regular de la atención plena (Kabat-Zinn, 1990 y 2005; Brown y Ryan, 2003; Vallejo, 2006; Simón, 2007; Cebolla y Miró, 2008; Lavilla, Molina y López, 2008; Lyubomirsky, 2008), entre los que llaman la atención, especialmente, diversos estudios que sugieren cambios positivos a nivel neurobiológico.

Una de las investigaciones con la que contamos para avalar los hallazgos y revelaciones que la práctica del mindfulness tiene en la educación es la experiencia Mindfulness Education Program for Children (Programa de educación en atención plena para niños), desarrollado por Lawlor, Fisher y Schonert-Reichl desde el año 2005 en Vancouver (Canadá). Lo más destacable de esta experiencia es que, al mismo tiempo que pretende introducir la atención plena en el trabajo con el alumnado, se ha observado estos han mejorado notablemente en el optimismo, la conducta social y el autoconcepto.

Mi programa tiene la duración de un curso escolar, nueve meses, para implantar el mindfulness en los mayores aspectos posibles de la vida cotidiana, personal, familiar y social. Pretendo que se conozcan los conceptos básicos de esta filosofía y que se introduzcan en el día a día mediante juegos, cuentos y prácticas, debido a que el mindfulness solo se aprende y se enseña desde la misma práctica diaria.

También es muy importante que la práctica no se quede exclusivamente en el aula, sino que puedan seguir practicando en su casa; por ello, el proyecto abarca desde el profesorado hasta la familia y el alumnado.

Estoy segura de que al implantar este proyecto en un centro educativo, se lograrían grandes cambios positivos en las relaciones entre los compañeros, alumnos y el profesorado, en el aprendizaje educativo y, sobre todo, en el cuidado y atención de uno mismo.